CONTADOR

sábado, 7 de enero de 2012

CULTURA DEL ESFUERZO

¿Cómo ejercer una pedagogía del esfuerzo cuando los valores fundamentales son devaluados por aquéllos que deberían promoverlos? La respuesta no es fácil y requiere de voluntad y paciencia.
Tendemos a solucionar los problemas cuando se esfuerzan en realizar una actividad y fracasan. En lugar de animarles a que sigan intentándolo.
Hay que superar algunos obstáculos como:



“Ya te lo haré yo”: es el paternalismo de los padres, ante la impaciencia por resolver una situación. Antes que pasar por ver cómo nuestro hijo se hace un lío para cocinar una simple tortilla preferimos hacérsela nosotros.



“La cara luminosa, no el Gólgota”: Modelos que niños adolescentes ven proyectados en la tele (jóvenes que consiguen todo sin esfuerzo y con la figura de los padres como unas personas grises que se matan mes a mes por pagar una hipoteca.
Los medios muestran la cara luminosa y no el esfuerzo que conlleva ese éxito.



“Un mito ingenuo": Es una idea ingenua el pensar que todo el mundo puede hacerlo si se esfuerza. Ese falso mito de igualdad hace que pasen desapercibidas las habilidades y capacidades de cada persona. Si estas se observaran atentamente, se podría aconsejar y orientar para desarrollar aquello para lo que cada uno vale.

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