Introducción
El deseo de educar para una ciudadanía global es la que inspira a
la educación para el desarrollo, sustentada en la idea de que el cambio global depende
de todas las sociedades. Este cambio supondría que esta ciudadanía, adopte una actitud respetuosa y comprometida
con el medio ambiente, los derechos humanos, la igualdad de género, valores de
tolerancia hacia los inmigrantes, la población multicultural de nuestros
entornos, y que ha pasado a formar parte de la cultura de la paz y de la
solidaridad.
No se puede negar que los procesos de globalización de la economía
y la política están incidiendo de manera importante en la mundialización de la
cultura; hoy no hay fronteras para el enriquecimiento de la cultura pues las
redes del conocimiento han roto todas las barreras que los gobiernos habían
establecido como distintivos de la cultura local. Actualmente, no podemos
seguir comprendiendo los conceptos de nacionalismo, de nación y de identidad en
el marco de paradigmas cerrados y estáticos; hoy se han incorporado, y
prácticamente impuesto, conceptos culturales más dinámicos e incluyentes.
Desarrollo
Si pensamos que esta nueva sociedad será una organización
conscientemente construida y libremente vivida, planetaria, con una gran
riqueza colectiva producto del trabajo, la creatividad y la técnica: una
democracia total -política, económica y social, podemos inferir que la
educación del porvenir será también democrática y total, funcionando en una
sociedad educadora, donde trabajo, vida, escuela y recreación serán la misma
cosa.
La investigación y la innovación educativas tienen importancia,
desde luego, pero sobre todo en el sentido de descubrir deficiencias, criticar
el sistema o ensayar opciones futuristas.
En este sentido podemos decir que, aun cuando la educación
contemporánea representa un gran avance con respecto a la existente en estructuras
sociales del pasado, los sistemas escolares actuales son objeto de numerosas
críticas, no necesariamente congruentes entre sí ni aplicables a todos los
países.
Ellas se refieren, sobre todo, a que la educación o el sistema
educativo vigente:
1. tiene objetivos que no concuerdan con los de la sociedad.
2. no siempre produce los profesionales que requiere la economía.
3. cumple acciones restringidas a sólo una parte de la población.
4. su orientación es básicamente intelectualista y sobre
especializada.
5. su énfasis está en la escolaridad y en el aislamiento con respecto
a la sociedad y la vida.
6. su principal función es la legitimación de la estratificación
social existente.
7. actúa en forma burocrática, autoritaria y represiva.
8. el estudiante es pasivo y la acción es unidireccional por parte
del maestro.
9. centra la enseñanza en la información, la memoria, el conformismo
y la homogeneidad y no en la crítica, la innovación y la creatividad.
10. utiliza tecnología muy retrasada en comparación con la industria.
11. sus costos financieros son elevados y crecientes.
12. son escasos sus logros en cuanto a desarrollar la conciencia
social y el espíritu de solidaridad humana.
Conclusión
La educación del futuro será una superación o negación de la
presente: una educación para todos, durante toda la vida, en un ambiente de
entera libertad, en donde todos seremos educadores y educandos; formadora de
hombres totales y versátiles; abierta a toda técnica y a toda innovación; una
educación integral, tolerante de la crítica y de la diversidad, cooperativa y
solidaria; una educación sin exámenes ni títulos ni problemas de costos,
consciente y voluntariamente realizada, como parte de la vida o como la vida
misma.
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