No debemos olvidar que el sistema educativo tiene una parte importante de responsabilidad en el porcentaje del fracaso escolar. Podemos destacar cuatro factores como más específicamente relacionados con las disfunciones del sistema educativo: el gasto público, el tiempo de aprendizaje, la flexibilidad organizativa y curricular, y la formación y el estilo de enseñanza de los docentes.

No cabe duda que el incremento del gasto público en educación favorece la mejora de las condiciones de la enseñanza: permite incrementar la plantilla de los centros, reducir el número de alumnos por aula, aumentar los orientadores y profesores de apoyo, disponibilidad de recursos en los centros educativos,… etc.


Sin embargo, la tradición educativa española es enormemente centralista y homogeneizadora. Las principales decisiones sobre el equipo docente y la organización de los centros son adoptadas por la administración educativa y son comunes para todos los centros. Además, los recursos disponibles se distribuyen por igual. Sin tener en cuenta los rasgos propios de cada centro y los posibles proyectos.

La utilización de los recursos de la escuela no está relacionada exclusivamente con el método de enseñanza de los profesores. Si no de la posesión de los mismos.
La gestión del aula es muy importante a tener en cuenta. Adaptar el estilo, el método de enseñar a la diversidad de los alumnos y mantener el clima de trabajo. Desborda a gran número de profesores, especialmente a los que trabajan con alumnos de sectores sociales desfavorecidos.
Estas dificultades se consolidan cuando no existe un proyecto del centro capaz de llegar a las demandas de estos alumnos. Sintiéndose los profesores poco preparados y motivados para enseñar a alumnos con mayor riesgo de abandono y de fracaso. El método de enseñanza que utilizan los profesores y sus habilidades para organizar el trabajo en el aula están estrechamente relacionados con su formación.
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